Su nombre real es Diego Izquierdo. Nació en 1995 en un pueblo de Madrid y desde pequeño le gustó el rap. Oírlo y grabar sus propios temas, que subía a plataformas de internet un poco por amor al arte, porque aquello no le daba ni mucho menos para vivir. Tampoco parecía que su futuro fuera ser un profesional del fútbol, aunque jugó en las categorías inferiores del Atlético de Madrid.

En realidad se buscaba la vida de otras formas, no siempre legales, y eso le acarreó algún que otro problema con la justicia e incluso un ingreso en prisión. A su salida podría haber seguido trapicheando con drogas, y de hecho lo hizo de vez en cuando, pero el rap, por así decirlo, le salvó la vida.

El rap y, paradójicamente, la pandemia, que le dejó sin forma de ganarse los euros. Decidió entonces jugársela, apostarlo todo por su afición musical y ver qué pasaba. Le salió bien, hasta el punto de que ahora las canciones que sube -primero con el seudónimo de Shars, después con el de Al Safir- tienen cientos de miles de visitas. Y eso que su carrera no ha hecho más que despegar.

Aunque es hijo de su tiempo y su trayectoria se basa más en las descargas y las visualizaciones de temas sueltos que en los discos, sí que ha grabado dos: ‘Blow up’(2020) y ‘Madrid V’ (2022), álbumes autoeditados que contienen letras directas, explícitas y duras, pero en las que también late la poesía urbana. Ha colaborado con artistas a los que admiraba cuando empezó, como Hijos Bastardos y Natos y Waor, con lo que ha visto cumplido un sueño, pero confiesa que quiere más, que desea seguir avanzando. Porque, como dijo en una de las pocas entrevistas que ha concedido, en concreto a la web Fleek, “pocos son mejores que yo”.