Granada es una cantera inagotable de grupos. Bandas de todo tipo que le dan a cualquier género. Colectivo Da Silva, por ejemplo, se mueve en el terreno del rock psicodélico con elementos prestados del kraut-rock y el art-rock. Lo que viene a significar que la suya no es una música que se digiera de forma rápida. O a lo mejor sí, hay tantos estómagos como personas.

El septeto, inicialmente conocido como Da Silva Collective, comenzó siendo una banda experimental que fascinó al jurado del Concurso Emergentes de Planta Baja Granada 2018, pero con el tiempo se  reconvertido en un conjunto cromático que parece salido de una postal de la revista 'Mundo Joven': estética saturada de color y una imagen de eterno verano feliz rodada en 'VHS' caracterizan las canciones de su primer disco, 'Vacaciones' (Subterfuge Records), perfectas para poner en la 'rockola', frescas, vitaminadas y contagiosamente pop como el chicle de fresa ácida. El disco cuenta con la colaboración de Banin (los Planetas) y el auténtico mago pop Carlos Díaz.     

Antes de eso, ya habían plasmado sus numerosas influencias en el su primer EP, titulado 'Taller de Robótica para Niños Inmigrantes', que fue grabado entre mayo y junio de 2016 en los estudios de Curva Polar, además de en un sencillo, 'Oh, Cristo!', grabado en marzo de 2017 y publicado en octubre de ese mismo año.

Portadores de un peculiar sentido de la ironía -presente, por ejemplo, en su brillante canción ‘Marina d’Or’, sobrevivieron a la pandemia como pudieron, como todos, y en 2022 reaparecieron con su segundo disco, ‘Casa Vargas’, editado también por Subterfuge, donde muestran sus ganas de seguir evolucionando y de romper barreras estilísticas con el uso que le dan a la percusión, algo que les acerca en parte a la música latina y en parte, también, al flamenco. Lo que viene a demostrar algo que dijo otro músico granadino hace tiempo: por mucho que nos guste el rock, a los andaluces, si nos rascan un poco en la superficie, se nos ve el flamenco dentro.