La de Mercedes Ferrer es una historia que se puede mirar como la de la artista de culto, aclamada siempre por la crítica especializada pero que ha permanecido casi siempre fuera del primer plano, lo cual puede ser algo frustrante, o también como la de la corredora de fondo que sabe qué camino debe seguir y se mantiene firme en su postura, sin hacer más concesiones que las estrictamente necesarias y a la que el respaldo de esos especialistas y, sobre todo, de unos seguidores fieles como pocos, le hace inmensamente feliz.

Es mejor quedarse con la segunda, por supuesto. Porque además, es la más próxima a la verdad. Mercedes Ferrer es una artista de culto y a mucha honra. La rockera no ha vendido nunca toneladas de discos pero sus compañeros de profesión la respetan y admiran. Tiene el reconocimiento de la escena ganado desde hace años y, sobre todo, continúa haciendo canciones que merecen mucho la pena.

La carrera de esta cantante, guitarrista y compositora madrileña comenzó en los ochenta, lo que quiere decir en los años de la tan renombrada Movida. Y lo hizo de manera fulgurante porque, primero a dúo con el baterista Carlos Torero y después con él y con otros músicos de alcurnia como el bajista Fernando Illán y el saxofonista Arturo Soriano ganó en 1985 el concurso de rock Villa de Madrid. Ese mismo año, el grupo que lideraba, La Llave, fue telonero de The Cure.

En 1986 lanzó su primer disco en solitario, ‘Entre mi sombra y yo’ y desde entonces ha editado otros once. Numerosos artistas han colaborado con ella en su larga trayectoria, desde Nacho Cano hasta Bunbury, pasando por Mikel Erentxun, Pedro Guerra o Carmen Paris. Ha compuesto también para otros y hasta se permitió el lujo de vivir unos años en Nueva York y de trabajar con músicos y productores de la talla de Michael Landau. Sin embargo, nada de eso la hizo famosísima ni multimillonaria. De hecho, para grabar ‘’Carne y verso’ en 2018 tuvo que recurrir a la fórmula del micormecenazgo.

Pero ahí sigue, contra viento y marea. En 2023 ha publicado ‘Fieras feroces’, un mini LP en el que colabora Aurora Beltrán, la que fuera líder de los reivindicables Tahúres Zurdos. Y con ella se ha embarcado en una gira por España. Después de cuarenta años en el negocio seguramente ya no espera un reconocimiento masivo ni vender cantidades estratosféricas, justo ahora que la industria discográfica pasa por su peor crisis. Pero sigue haciendo lo que le da la real gana, rock de siempre, con guitarras, melodías, buena voz y sentimiento. No le hace falta más. Y a quienes la siguen desde toda la vida, tampoco.