Víctor Coyote
Víctor Coyote, superviviente musical de la movida de los 80, gusta ahora de navegar por la arqueología musical entre el fado, el jazz, la cumbia, el pop y el sonido New Orleans.
La trayectoria musical de Víctor Coyote comienza a mediados de los 80 con el grupo Los Coyotes, que inicialmente adoptaron un estilo punkabilly para poco después destrozar esa reputación a base de ritmos latinos y teorías panamericanistas. En esa étapa de su carrera, adelantó un ideario musical que luego harían triunfar otros artistas, aderezado de "horterismo con clase" en unos casos o de "compromiso políticoturístico" en otros. De ésta época son sus éxitos "Cien guitarras" o "Esta Noche me Voy a bailar".
Los Coyotes se disolvieron en el año 1991 y Víctor comenzó una carrera en solitario caracterizada por lo que ya había defendido en el grupo: la incoherencia musical mas coherente. Esto es, intentar no aburrir al público, intentar a la vez que éste le siga en sus movimientos e intereses musicales y, sobre todo, practicar la fe en la música popular antigua y moderna.
Todo esto hace que la carrera musical de El Coyote no sea homogénea. Su discografía incluye un disco que mezcla el funk con el espíritu del Brasil Nordestino (Lo bueno dentro) un experimento Electrorock con contrabajo (Lucha de migajas), un mini CD de excelentes canciones Powerpop, más propio de un grupo que de un solista (¿A qué viene ahora silbar?), un disco intimista, dramático, descreído, y de "glam-folk" (Dos años luz y cuarto). y una colección de canciones interpretadas para reivindicar la figura del crooner de pueblo -De pueblo y de río- a golpe de versiones de clásicos locales, clásicos folclóricos, clásicos universales de músicas poco valoradas culturalmente y clásicos completamente desconocidos.
Su último trabajo es un CD-single de tres canciones -Cumbia de Milagro-, tan arrebatador en el ritmo y tan riguroso en su lírica como siempre ha sido toda su discografía.
Por otro lado, Víctor Coyote no es sólo músico. Sus trabajos gráficos e ilustraciones han sido publicados en numerosos medios, sus trabajos escénicos en Espacio Fundación Telefónica (Madrid) son siempre interesantes y su libro “Cruce de Perras” es el libro de relatos que mejor define una época -los 80- desde un punto de vista muy alejado de la autocomplacencia.