Rosendo

Rosendo

Estilo: Rock and roll/Garage



Rosendo

Fuente: La Fonoteca.

Hablar de Rosendo Mercado es como recordar las andanzas con ese colega tuyo al que conoces de toda la vida, ese con el que jugabas al fútbol en el colegio, con el que compartías las primeras cervezas adolescentes y con el que sigues manteniendo el contacto, uno de esos amigos que como el que no quiere la cosa te conocen como si fueran tus hermanos, pues lo has vivido con ellos prácticamente todo.

¿Exagerado? Este habitante de Carabanchel ha vivido la explosión del rock en la España de los 70, con una democracia que llamaba a la puerta mientras el régimen franquista daba sus últimos coletazos, vivió entre amplificadores de válvulas una democracia en pañales mientras se dejaba el pelo largo y la gente lo tildaba de rojo, de ex convicto, de piojoso y mil lindezas más.

Luego le tocó vivir el éxito de una banda de rock española, con lo que suponía aquello, convivir con fans que compraban tus discos al tiempo que compraban también discos de los Purple, le tocó guiar a otros, producir a gente cuyo nombre ya está también escrito con letras de orocomo Barricada. Le tocó separarse de Leño y vivir lo que es la desintegración de una banda que parecía no tener techo, y le tocó levantarse y seguir haciendo música, no sólo sin perder a los fans, sino reclutando nuevos. Y todo con su mirada ácida, su risa socarrona; risa que se puede permitir un hombre que lleva toda la vida pegándole a las 6 cuerdas. Admitámoslo, parece que Rosendo siempre ha estado ahí.

Contar la historia de Rosendo (Madrid, 1954) desde el principio incluye Fresa. La formación con la que el joven Rosendo debuta en un escenario en 1972 tocando la guitarra es una de esas bandas que van y vienen, que tocan versiones de grupos conocidos, que sus integrantes van cambiando cada poco tiempo y sin posibilidad aparente de echar raíces; uno de esos fichajes fue José Carlos Molina, con el que deciden darle un nuevo aire a la banda y forman Ñu, que se mira en el espejo de Jethro Tull e Ian Anderson, y lo seguirían haciendo hasta nuestros días. Mientras hace la mili compone canciones, toca con el grupo y participa en la grabación del primer disco de Ñu. Era 1975, el año en el que cambió España.

Pero Rosendo necesitaba algo más, no es que tuviera nada en contra de los Jethro, es que también le molaba Rory Gallagher, Deep Purple o Canned Heat entre otros; además su relación con Molina no es buena –cosa que dicho sea de paso le ha pasado a mucha gente– y decide tirar por su lado, corría el año 1977, el año en el que se celebran las primeras elecciones democráticas y él forma Leño.

En Leño la cosa cambia, tras unos comienzos duros como los de cualquier banda el éxito es meteórico, la aventura de Leño merece ser contada aparte; quedan sus temas, su energía, su espíritu, queda ese mítico “Maneras de vivir” que refleja a la perfección la forma de Rosendo de ver el mundo, queda esa gira del 83 “Rock de una noche de verano” con Miguel Ríos, y queda una disolución que deja muchas dudas; y además en el mejor momento.

Por aquel entonces Reagan usó la expresión “El imperio del mal” para referirse a la URSS, y se cerraba la trilogía galáctica con el estreno del “El Retorno del Jedi” (1983) de Richard Marquand, claro que antes Rosendo entre concierto y concierto le dio tiempo a vivir un golpe de estado con unos tanques por las calles de Valencia apenas un par de años antes.

Rosendo quería seguir, y ni corto ni perezoso prepara nuevas canciones y se mete en el estudio, no sin problemas. Zafiro quiere sacar el disco bajo el nombre de Leño, e intentar convencerle diciéndole que tiene todo el derecho porque el grupo lo montó él, Rosendo que no se chupa el dedo sabe que lo que la discográfica quiere es que el disco salga con un nombre ya famoso y que la gente reconoce, él dice que Leño está atrás, que él es Rosendo y que Leño era un grupo; al final firma con RCA y saca a la calle “Loco por Incordiar” (RCA, 1985)disco que fue grabado con muchas prisas y poco presupuesto y que por falta de tiempo la canción “Callejones” tuvo que ser coescrita junto a Ramoncín, que se encargó de la letra. Pese a las prisas y los problemas el disco es un bombazo de los grandes, Rosendo una vez más se sale con la suya, su éxito comercial supera a los tiempos de Leño y tanto la prensa como la discográfica se frotaban las manos pensando en la llegada del siguiente disco.

El año en el que Maradona se elevó al Olimpo de los dioses del fútbol y en el que Fernando Martín fichó por los Blazers en lo que era entonces un viaje a la luna, Rosendo saca a la calle su segundo disco en solitario “Fuera de Lugar” (RCA, 1986), para el que cuenta con un viejo conocido de Leño, Chiqui Mariscaly con Miguel Jiménez a la batería, que le acompañaría aún unos 10 años. Pese a las buenas intenciones y la energía que Rosendo le quiere meter a las canciones – el disco dura una media hora – decepciona a prensa y aficionados, el año siguiente sale “… A las lombrices” (RCA, 1987), que cuenta con la ya mítica “Por meter entre mis cosas la nariz” y en el que ficha al bajista Rafael J. Vegascon el que sigue tocando hasta ahora.

En 1988 tras dos decepciones a nivel de ventas, Rosendo no renueva su contrato con RCA y ficha por Twins, su primer disco con su nueva casa de discos es el sorprendente “Jugar al Gua” (Twins, 1988), en el que incluso se atreve con el reggae –género que años más tarde practicó su hijo cuando montó su grupo– y que con tanto cambio casi parece entrever lo que pasará en el mundo. Casualidad o no, el caso es que el mundo sigue cambiando y el año en el que cae el muro de Berlín y en el que mueren Salvador Dalí, Ted Bundy y Sergio Leone, Rosendo mira hacia atrás para ver cómo han evolucionado las cosas, decide entonces sacar un disco en directo al que llama simplemente “Directo” (Twins, 1989) con el que repasa su trayectoria en solitario y se permite incluir dos canciones de Leño.

Más cambios, su discográfica Twins es absorbida por DRO, filial de Warner Music. DRO mantiene el contrato de Rosendo y le comunica que puede estar tranquilo, que apuesta por él, así en 1991 publica su primer disco con su nueva compañía “Deja que Les Diga que No” (DRO, 1991) y satisfecho con el resultado sigue colaborando con la producción de Emilio Muñoz; publicando un año después “La Tortuga” (DRO, 1992). Por aquel entonces España se abría por fin al mundo y organizaba unos JJOO además de una Exposición Universal.

Sigue su relación con DRO y publica dos años después “Para Bien o Para Mal” (DRO, 1994) que graba en Almería y colaboran algunos componentes de Celtas Cortos al que seguiría “Listos Para la Reconversión” (DRO, 1996), tras ese disco Miguel Jiménez y su teclista Gustavo di Nóbile abandonan la formación, entra a los tambores Mariano Montero.

En 1997 contactan con él y le piden trabajo para el cine, a Rosendo le gusta la idea y confiesa que lleva mucho tiempo queriendo hacer algo así, y compone la banda sonora de la película “Dame Algo” (DRO, 1997) de Héctor Carré, declara entonces y siempre que la experiencia ha sido muy positiva.

Llega 1998 y Rosendo decide darle otro aire al grupo, busca un sonido más crudo y primigenio, por lo que recompone la banda con el clásico trío de guitarra, bajo y batería, también cambia de guitarras, de Fender se pasa a Gibson, pero trastea sus guitarras y usa sus pastillas habituales de Fender. El madrileño explica que el cambio es un motivo estético, que él es fiel a Fender. Hubo más de un comentario por la jugada, por los fieles a Fender que no entendieron el movimiento, y por los fieles a Gibson –entre los que personalmente me encuentro– que opinaron que Gibson es más que estética. El caso es que con sus nuevas guitarras personalizadas edita “A Tientas y Barrancas” (DRO, 1998) que gustó bastante y agradó a sus seguidores, y un año después decide grabar un directo en el patio de la cárcel de Carabanchel, el resultado es “Siempre Hay una Historia… en Directo” (DRO / EastWest, 1999) con el que consigue unas ventas excelentes y llega a disco de oro.

En el año en el que todos pensaban que las máquinas nos matarían a todos como en una película de James Cameron, recibe una noticia sorprendente: el Ayuntamiento de Leganés decide rendirle homenaje poniendo una calle con su nombre, con su habitual humildad Rosendo declara estar “Avergonzado, orgulloso y contento”. En 2001 lanza un durísimo “Canciones Para Normales y Mero Dementes” (DRO / EastWest, 2001) y en la misma línea un año después “Veo, Veo... Mamoneo” (DRO / EastWest, 2002) que también llega a disco de oro. Un par de años después viendo que Rosendo no graba nada su discográfica pone a la venta el recopilatorio “Salud y Buenos Alimentos” (DRO, 2004), que incluye recopilación, directo y rarezas.

A la mitad de la década, el año en que Benedicto XVI tomaba el mando de la barca de Pedro, vuelve a la carga y el resultado es “Lo Malo es ni Darse Cuenta” (DRO / EastWest, 2005). Siguen los reconocimientos y en 2006 recibe la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y va preparando su siguiente disco. Es finalmente en 2007 cuando sale “El Endémico Embustero y el Incauto Pertinaz” (DRO / EastWest, 2007); ese mismo año la Agrupación Local de Izquierda Unida de Guardo le concede el premio a la Coherencia de dicho año.

En 2008 se junta con viejos amigos y se va de gira, lo hace junto a Barricada y Aurora Beltrán de Tahúres Zurdos. Se edita el resultado de la gira “Otra Noche sin Dormir” (DRO, 2008) que incluye el doble formato CD y DVD.

En 2010 saca a la venta material nuevo “A Veces Cuesta Llegar al Estribillo” (Warner, 2010), un año después edita un nuevo directo “En el Palau de la Música de Barcelona” (Warner, 2011).

Continúa en la brecha con "Vergüenza Torera" (Warner, 2013). Lo he dicho al principio, Rosendo siempre ha estado ahí.

En 2018 Rosendo anuncia una gira de despedida (con puntos suspensivos) de los escenarios y publica un box recopilatorio, “Ni presunto ni confeso”, donde compila por primera vez lo mejor de su amplia producción. Incluye los singles, con Leño y en solitario, además de caras B, colaboraciones (Platero Y Tú, Estopa, Celtas Cortos, Rulo, El Drogas, Luz Casal…) y versiones (Antonio Flores, Javier Krahe, Radio Futura, Antonio Vega…). Un total de 62 canciones repartidas en 4CDs y acompañadas de un Blu-Ray que contiene un documental, 19 vídeo clips y 9 canciones en directo rescatadas del archivo personal de Rosendo. La caja incluye un libreto de 40 páginas. El disco se publica también en una edición reducida 2CD con 41 canciones.

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