La voz de las 'cien gaviotas' dio por finalizada la etapa Duncan Dhu en 1995 (aunque luego hubo reunión temporal y disco 'Crepúsculo' en 2001), y está claro que siguiendo sus carreras individuales Diego Vasallo y Mikel, aunque muy bien avenidos personalmente, viven en mundos absolutamente distintos.

La carrera de Erentxun en solitario comenzó en 1992, en una pausa de Duncan Dhu con un álbum que incluía algunas canciones desechadas para el repertorio de los Duncan: 'Naufragios', donde también adaptaba a The Smiths en 'Esta luz nunca se apagará'. 'El abrazo del erizo' y 'Acróbatas' fueron los siguientes títulos, ya dando forma a un estilo con profundas influencias del pop británico más tradicional.

Con el cambio de siglo el caraqueño/donostiarra daría un giro completo a su carrera marchándose a Estados Unidos para grabar con un equipo casi completamente americano su cuarto disco en solitario: 'Te dejas ver'. Sería también el arranque de su conquista del mercado gringo, donde actualmente tiene una relevante situación en el circuito universitario.

Otro item importante en sus peripecias musicales fue el disco '24 golpes', donde colaboró José Ignacio Lapido, un trabajo crudo y áspero que recogió las mejores críticas de su vida, y defendió en directo como si le fuera en ello la vida misma.

El Mikel más reciente ha sido el que ha formado tándem con Paco Loco grabando en su estudio gaditano la trilogía que conforman: 'Corazones' (con sus dos apéndices: 'Corazón salvaje' y el acústico 'A corazón abierto'); 'El hombre sin sombra' (con la colaboración de Maika Makovski), y el más reciente 'El último vuelo del hombre bala'.

Justo antes del cerrojazo volvió al icónico escenario del Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián (donde ya había grabado dos discos en directo) para actuar con una banda en la que aparecían nombres como los de Marina Iniesta (guitarra y coros, de Ripión) o Fernando Macaya, bajista de Deltonos.