Primera edificación alhambrina importante desde la esplendidez inacabada del Palacio de Carlos V

El mismo año de la inauguración del Auditorio, 1978, su arquitecto, José María García de Paredes, elaboró una Memoria en la que se podía leer: «[…] es el primer edificio importante erigido en esta sagrada colina arquitectónica desde que, en 1537, el Palacio de Carlos V fuera lanzado en medio de la Alhambra. La empresa requería tanto tacto como valor […]». Además, y siempre según García de Paredes, se le presentaron problemas “intelectuales”: «[…] este instrumento de cultura debía ser erigido como homenaje a Manuel de Falla, un hombre grande y humilde que vivió muy cerca de este lugar durante los mejores años de su vida creativa y que, sobre todo, tuvo ideas muy claras sobre el papel social del arte. Por tanto, la arquitectura del Centro [Auditorio] que lleva su nombre debería de algún modo reflejar su personalidad: una austeridad casi monástica, una gran perfección conceptual, junto con la máxima economía de medios». Así pues, se diseñó «un racimo de formas creciendo a partir de los espacios interiores, como las de la Alhambra […]». Con motivo del XXX aniversario del Auditorio, Ángela, hija del prematuramente fallecido García de Paredes, y ella misma al frente de un estudio de arquitectura, corroboraba las intenciones y anhelos de su padre al escribir en 2008: «El Auditorio, icono silencioso de nuestro patrimonio arquitectónico, no ha cesado de contener músicas en una sala singular y hermosa, en la que se talla y dimensiona el espacio sonoro y que constituye, con rigor conceptual, el más sentido homenaje de Granada a Manuel de Falla».